Thursday 26 May 2011

Jueves 26-05 * Paleis Het Loo


Hoy salimos las dos solitas... Leti tomó el día libre y nos fuimos hasta Apeldoorn, como a unos 100 km de aquí.

Allí está el Paleis het Loo, algo así como Versailles holandés, pero con muchas menos pretensiones.

El viaje fue muy largo. Las rutas aquí son increíbles (ya lo dije muchas veces) pero el tránsito en hora pico es infernal. Es como la Panamericana en hora pico, pero con la diferencia de que la gente no se pone loca, no toca bocina, no se cambia de carril (salvo que tenga que salir de la autopista y en ese caso necesita tirarse a la derecha). Muchos coches que se dirigen a Amsterdam (no el centro, que es la parte turística, sino a los alrededores, que es donde funciona la parte administrativa, las oficinas, etc.

Leti me comenta que si ella hubiera decidido ir a Den Haag en coche, el viaje le tomaría un poco menos (1 hora y media) pero el stress que produce conducir durante ese tiempo, más los inconvenientes que pudiera tener en el camino, más el peligro de que pudiera sufrir una infracción (que aquí son CARÍSIMAS), no compensa la diferencia de tiempo de viaje. Ella viaja siempre sentada, cómoda, estudiando o terminando alguna tarea o (si está cansada) durmiendo...

Cuando nos vamos alejando de Amsterdam el paisaje va cambiando mucho: ya no se ve tanta agua por todos lados; ya no tenemos canales al costado de los caminos... Los campos siguen siendo cuidados, los animales pastando, pero no hay agua...

Otra cosa interesante de destacar es que no hay carteles de publicidad en ninguna ruta. No se ve un solo cartel en todas las rutas por las que anduvimos en Holanda. Muchos carteles indicadores de las diferentes rutas y hacia dónde van, de atención de diferentes circunstancias: salida, velocidad, surtidores de combustibles, paradores de comida, etc., pero de publicidad ninguno.



Finalmente entramos en la zona de Apeldoorn. Zona de bosques, muy parecido a Pinamar.

En esta zona no hay agua porque está mucho más elevada que la zona norte, donde vive Leti, que está 3 metros bajo el nivel del mar. Aquí la vegetación es muy abundante y natural. La superficie del terreno es natural, no como en el norte donde la ha formado la mano del hombre con la ayuda de diques y bombas.

A poco de andar encontramos la entrada al Parque y Palacio de het Loo.



El acceso es libre hasta la primera parte del recorrido; sólo hay que pagar el estacionamiento:


Previo pago de la entrada correspondiente entramos a lo que llaman el "Museo de het Loo".

Después de estacionar el coche y atravesar una parte del parque se llega a lo que llaman "Establo", que es donde se exhiben maquetas de carruajes aparentemente usados por la corona d'Orange en sus distintas etapas.


Es un salón inmenso, lleno de imitación de los carruajes originales, con caballos, cocheros, pajes, etc. Lamentablemente, no dejan tomar fotos, de modo que de eso no tengo registro. Tampoco dejan acercarse a los carruajes; los vimos a través de unas enormes vidrieras. Por lo menos hoy no permitían el ingreso. A lo mejor los exhiben para algunas festividades...En otro pequeño sector (también en vitrinas) había algunas piezas de las antigüedades de la familia real, como por ejemplo la cuna usada por Guillermina.La cosa comenzaba a ponerse "demasiado museo", de modo que decidimos continuar el periplo.



Aparentemente, en diferentes momentos de año pueden verse diferentes exposiciones. En este tiempo el museo está dedicado a los 10 años de Máxima en Holanda.




Leti tenía muchas ganas de verlo y muchas expectativas, que no fueron satisfechas porque la muestra, si bien era interesante para nosotros porque Máxima es argentina..., no reflejaba para nada la trayectoria a través de los años de su pertenencia a la casa naranja

Había fotos de diferentes eventos, tanto de ella como de su marido, la reina Beatriz, su esposo y otros familiares, pero nada que sirviera para comparar su paso por la realeza en los diferentes años. Había solamente algunas fotos del bautismo de su primer hija, no así de sus otras dos...

Con Leti pensábamos encontrar algo que nos hiciera ver cómo la pareja fue evolucionando en este tiempo..., pensábamos verlos en circunstancias similares pero en diferentes etapas..., con sus 3 hijas...

Se mostraban fotos de sus viajes por todo el mundo, con diferentes dignatarios de todas partes, unas 3 fotos de Argentina (nada de sus viajes al sur).

Se exhibían algunos de sus vestidos con sus correspondientes zapatos, usados para las ocasiones reflejadas en las fotos; entre ellos el vestido de novia.
En todo este sector no permitían tomar ninguna fotografía y había mucho personal de vigilancia controlando todo.

Otra cosa que descubrimos en el recorrido de esta exposición es el origen del festejo del "Día del cumpleaños de la reina" (picar aquí: Konninginedag).

Hacia el año 1885 los Países Bajos estaban desunidos. Se decidió entonces, promoviendo la unión, que se hiciera una fiesta de la que participaran los diferentes estados; que fuera una fiesta independiente de toda relación política, y se eligió que fuera festejado el día del cumpleaños de Guillermina: 30 de abril. Desde entonces, a pesar de su fallecimiento, se continúa con esa tradición.

También subimos a la parte superior del Palacio, donde estaban en exhibición algunos salones del mismo. Aquí también se podía hacer una visita con audio-guía, pero cuando vimos lo aburrido que sería, decidimos no hacerla!!

Esta es la entrada del Palacio, muy custodiada por personal de vigilancia y del ejército.


El Palacio, por su sobriedad, hace pensar en la diferencia de gustos entre esta realeza y la de Francia. Versailles era tan exhuberante...

Esta es la fachada de la parte posterior del Palacio:


El palacio tiene un jardín también enorme adornado en forma muy simétrica, donde hay esculturas de seres mitad humanos, mitad animales.



Si bien en la actualidad es un museo que permite ahondar en el pasado de la monarquía de Holanda, históricamente el Palacio Het Loo fue la residencia de verano de la Casa de Orange-Nassau, la monarquía que permanece vigente hasta la actualidad.



Fue construido en 1684 por Guillermo III. Durante más de trescientos años fue testigo de la vida de verano de la familia real hasta que finalmente abrió sus puertas al público transformándose en un museo donde se puede apreciar el estilo de vida de la nobleza. Esto ocurrió cuando en 1960 la reina Guillermina decidió que tras su muerte el edificio pasara a manos del Estado. Es un palacio de ladrillo de estilo barroco holandés que impresiona por su sobriedad exterior. Su arquitectura lo transforma en un lugar emblemático del país, tal es así que es considerado como el “Versalles de Holanda”, tanto por sus salas como por el parque que lo rodea. A pesar de las distancias con respecto al palacio francés, Het Loo es admirado por los holandeses, en especial desde que fuera restaurado luego de la muerte de la reina.



La plantación de primavera y verano en este jardín de "parterres" rodeado por terrazas, pérgolas, estatuas y jarrones, es exactamente igual que en el siglo XVII y exclusivo en Europa. Igual que entonces, las fuentes y cascadas están constantemente en movimiento. Todo el complejo está rodeado por un gran bosque con lagos.





Aquí viene la parte divertida de la historia de hoy...

Como en todas partes, aquí también las novias quieren tener sus fotos de boda en algún lugar paradisíaco... A pesar del viento que soplaba bien fuerte, esta nueva señora tuvo su sesión de fotos y, por supuesto, también estuvo presente mi "cámara viajera":


Pero lo gracioso fue ver que cerca de la pareja se encontraba una persona discapacitada, circulando en su vehículo, que se detuvo para ver el espectáculo de fotografías. Pero cuando el show terminó se produjo el "miracle", porque la señora se incorporó y cual "Virgi" en París..., salió caminando!!!



El viento comenzó a soplar más fuerte y resolvimos emprender la retirada... En nuestro camino nos encontramos con este globo que representa los signos del zodíaco que escupía agua y nos quiso mojar (lo mismo que las otras fuentes):



Luego nos encontramos con otro jardin, interior, que tenía unos preciosos laberintos:




Nuestro recorrido terminó, como siempre, en la confitería del lugar, donde paseaban muy tranquilamente 2 pavo reales medio en decadencia...


Así terminó nuestra excursión, que fue larga, pero que valió la pena porque esos jardines son verdaderamente preciosos.

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