Saturday 30 April 2011

Viernes 29-04 *Purmerend..., un lugar muy conocido, pero...


Hoy tuvimos sol y un día precioso. Aproveché para ir caminando nuevamente a Purmerend porque quería hacer algunas compras y adivinen qué????? Siii, casi me pierdo!!!!

Primero quiero contar que una de las cosas que quería hacer era encontrar un lugar donde se suponía que podía haber linda ropa de abrigo (cosa que no consigo porque aquí se espera el verano...).

Tenía la dirección (que había sacado de Google) y traté en vano de encontrar una calle que tuviera un nombre parecido. Cuando ya desistía de mi intento, descubrí que la calle por la que estaba caminando TENÍA EL MISMO MONTÓN DE LETRAS que la que yo buscaba!!! Entonces, muy contenta, me dispuse a buscar el número que acompañaba ese nombre, que era el 31. El primero que encontré era el 12. Las opciones entonces, eran 2. O tenía que ir hacia la derecha o hacia la izquierda. Comencé por la derecha: el número que encontré era el 8. Perfecto -me dije-, entonces tengo que ir hacia la izquierda, cosa que hice. Pero cuál no sería mi sorpresa cuando descubrí que el que seguía al 12 era el 10... Volví sobre mis pasos y revisé mis visiones: venían 10 - 12 - 8... No me había equivocado... (maldiciones dichas en voz baja...). Pero esto no fue todo. El número que yo buscaba era el 31. No podía estar muy lejos... Miré en la vereda opuesta pero no vi ningún número. Entonces decidí investigar un poco más en la misma vereda y descubrí que al lado del 8 había un 7...

La conclusión fue que decidí no buscar más a mi 31 pícaro y escurridizo y me metí en el shopping, donde los locales que ya había visto varias veces seguían en su lugar...

Cuando terminé de hacer mis compras me senté en la placita que conozco, frente a la iglesia que conozco y llamé a Onno para pedirle que me viniera a buscar.

En un primer momento pensé quedarme ahí quieta esperándolo, pero como ese lugar ya lo conozco “tan bien”…, pensé que no habría problema en caminar hasta la plazoleta donde desemboca Purmerenderweg (la calle de la casa de Leti y Onno); de esa manera Onno no tendría que dar muchas vueltas.

Comencé a caminar por el camino que hice tantas veces, pero…, de pronto una callecita lateral me pareció conocida, la había caminado alguna otra vez cuando busqué por primera vez la lanera. De modo que me mandé por ella muy contenta.

Cuando desemboqué en una avenida pensé en lo astuta que había sido porque por ese camino había acortado el recorrido y ya estaba en la avenida!!!

Como correspondía, doblé a la izquierda muy contenta, pero apenas había caminado unos pasos vi uno de los puentes del canal y me pareció que algo no andaba bien… Se suponía que tenía que haber una especie de garita de policía a la derecha y yo la veía a la izquierda… “Entonces tengo que ir para el otro lado”… pensé. “Estoy en el camino inverso”… Di la vuelta y comencé a caminar hacia el otro lado. Así llegué a la avenida. “Claro -me dije- es ésta!!!”, pero cuando caminé un poco hacia el otro puente…, no veía la garita…

A todo esto Onno me había llamado para preguntarme dónde estaba… Le dije que estaba en la avenida en la que me había dejado la última vez y que estaba todo bien…, pero cuando me faltó la garita me desesperé…

Me volví nuevamente para atrás buscando alguien a preguntarle. Dos personas que paré no hablaban inglés… Terminé entrando en un negocio donde, diciéndoles que buscaba la calle Purmerenderweg y el hotel que tiene un tucán arriba me supieron decir que era la calle de donde venía. O sea que daba vueltas de un lugar a otro sin poder orientarme.

Vuelta a caminar para atrás esperando encontrar mi garita y en ese momento veo a Onno que está haciéndome señas. El me había visto llegar al punto de encuentro y me había visto desaparecer nuevamente… Soy desconcertante!!!

¿Qué había pasado con mi garita de la derecha? Estaba donde se suponía que debía estar…, pero escondida detrás de unos árboles.



Thursday 28 April 2011

Jueves 28-04 *No pude ir a la Royal Wedding...


Sigue el frío.

Hoy tuvimos un poco de sol a la tarde que aproveché para "tejer" (en realidad dormir!!!) sentada en el jardín.

Esperemos que el sábado esté lindo, que tendremos la fiesta del cumpleaños de la Reina…

La buena noticia es que Leti tuvo hoy una reunión de trabajo muy importante y exitosa. Felicitaciones para ella!!!

La otra noticia (mala) es que no se cómo viajar mañana al casorio real, porque Leti me dice que mi credencial de transporte no me sirve para llegar a Londres...

Tendría que haberme puesto en contacto con Máxima para ver si quería que la acompañara...





Miércoles 27-04 *La autofoto


Continúa el descanso… Más frío que ayer… y viento.

Hoy estuve el pasando tiempo probando cosas en Facebook y se me ocurrió ver qué sucedía si me sacaba una autofoto con la camarita de la notebook.

Fue un éxito!! Todo el mundo opinó de ella!!!



Wednesday 27 April 2011

Martes 26-04 *En casa. Otra vez con abrigo

Hoy me toca descanso y recuperación de energías.

En Zuidoostbeemster otra vez frío…



Tuesday 26 April 2011

Lunes 25-04 *Quinto día en París. La despedida

Es el último día de París y Onno pregunta dónde queremos ir. No hay demasiado tiempo porque a las 5 debemos entregar el departamento, pero alcanza para volver a ver algo que nos haya gustado mucho y quizás algún otro lugar.

Es así que salimos nuevamente hacia el Barrio Latino. Quería sacarle fotos a los trozos de pollo colgantes, pero creo que me olvidé de hacerlo porque no las veo.



Pero si le sacamos fotos a la fuente Saint Michel, cerca de la que estaba un grupete tocando instrumentos de viento a la gorra.



Cruzamos por el Pont Neuf y aquí creo que por primera vez comencé a sentir un poco de orientación… O sea: para dónde queda el departamento, para dónde queda la Torre, para dónde queda Les Invalides…




Porque de tanto andar en subte y cruzar los puentes, no tenía idea de si estábamos en la rivera izquierda o derecha; si la Torre estaba atrás o adelante…

Recién hoy me doy cuenta de hacia dónde tendría que ir si quisiera acercarme al Sena cuando salgo del departamento, aunque el pillo es sinuoso y podría tenderme una trampa… Recién ahora tomé conciencia de que cuando fuimos a Notre Dame estábamos en la isla…

Cruza un puente para aquí…, cruza un puente para allá…, vamos en subte para un lado…, bajamos y tomamos otro para otro lado… Los mapas de los metros son buenísimos, pero obviamente, yo me perdería sola… No tengo remedio… Son buenísimos para que los interprete otro. Yo los miro y me parece que debieran estar en la posición invertida. Menos mal que mis guías se orientan perfectamente…

De allí (saliendo del Puente Nuevo, por supuesto) fuimos a recorrer otro lindo barrio: Les Halles, donde vimos algo nuevo hasta el momento: Alquiler de bicicletas.

En realidad creo que las habíamos visto en el Barrio Latino, pero no les dimos demasiada importancia. Aquí investigamos con Leti y descubrimos que se pueden retirar por la primera media hora sin pagar. Luego, por la segunda media hora el valor es de 1 euro, por la siguiente media hora 2 euros… y así sucesivamente. Está bueno, me parece, porque permite hacer una pequeña recorrida gratis y que muchos puedan disfrutar de ese beneficio. Leti invitó a Onno a hacer una experiencia, pero no había bicicleta que diera con la altura de él…

Otra cosa interesante que vimos por lo menos en esta parte, fueron los baños públicos, que son realmente increíbles: es como una pequeña habitación metálica, que cuando el usuario sale, se cierra herméticamente y se higieniza por completo, creo que hasta las paredes; de modo que la siguiente persona que lo quiere utilizar, lo encuentra absolutamente limpio.

Luego rumbeamos hacia el Centre Pompidou, que es bien feo.



Se trata de un conjunto absolutamente moderno, con estructuras metálicas y colores vivos que dejan al descubierto todo lo que normalmente se quiere ocultar: cañerías, conductos de servicio y de calefacción, escaleras, etc.



Se encuentra entre los barrios de Les Halles y Le Marais. Aquí no había cola para entrar, pero no tuvimos ganas de hacerlo. En lugar de ello seguimos recorriendo, tomando cafecitos y sacando fotos cerca de la iglesia de San Eustaquio.




Luego pasamos por Le Marais (creo que estábamos en la orilla derecha). Este barrio debe su nombre a que fue erigido sobre lo que era un pantano. Está caracterizado por calles estrechas, cafés, elegantes mansiones, pequeñas boutiques y una población que comprende la colonia judía.



Hay muchas joyerías y un pasaje precioso lleno de flores y plantas donde también, por supuesto, lugares de comida y cafés.



Para terminar, llegamos hasta el Hotel de Ville, donde funciona actualmente el Ayuntamiento y tomamos el metro!!!







Monday 25 April 2011

Domingo 24-04 * Cuarto día en París. Montmartre

El paseo de hoy nos llevó cuesta arriba (después del metro) con el bus que va serpenteando la cuesta hasta llegar casi hasta Sacre Coeur, en la cima de la colina. Estábamos en Montmartre.

Callejuelas estrechas, llenas de lugares de suovenirs, comidas, grabados, pinturas, libros, tarjetas, antigüedades… Mucha gente; muchos orientales y musulmanes, como en todas partes.

Al poco rato nos encontramos con la Basílica del Sacre Couer.



Inmensa y tan imponente en la cima del monte. Para acceder había unas escalinatas muy altas, de modo que me contenté con verla desde afuera.


Luego fuimos hacia el frente de la iglesia, donde hay una especie de anfiteatro desde el que se ve toda la ciudad. Vista maravillosa.

Pero aquí un comentario aparte para un locuelo que hacía malabarismos con la pelota sobre una columna atrás de la cual había un precipicio… Fue increíble. La gente clamaba y aplaudía muchísimo.



Luego nos sentamos a comer algo en uno de los restaurantes de la zona, donde nos atendieron con bastante descortesía (no son demasiado corteses aparentemente los mozos de París).



Y así seguimos, recorriendo…, hasta que decidimos regresar y hubo que esperar casi media hora la llegada del “Montmatrobus”. Nuestro cicerone se había fatigado en demasía y así quedó:




Para terminar la tarde bajamos del subte en la zona de Place Pigalle y recorrimos un poco algunas calles hasta llegar al Mouline Rouge.


Para terminar la jornada, al salir del metro, nos quedamos disfrutando del atardecer en la Explanada des Invalides. Mucha gente aprovechando el día fantástico, soleado, cálido, haciendo picnic en el césped, jugando a la pelota, durmiendo una siesta reparadora...







A la noche, después de cenar, fuimos hasta la Torre porque Leti quería verla encendida desde abajo. Aparentemente había leído en la Lonely Planet que era imperdible el espectáculo de ver las luces (las que se encienden durante 10 minutos cada hora) desde abajo, de modo que allí fuimos. Pero…, oh desilusión!!! Desde abajo no era para nada impresionante porque las luces están hacia fuera de la estructura…

Como en todos los lugares turísticos (en realidad todo París) se ven vendedores ambulantes absolutamente negros. Yo creo que hasta el blanco de los ojos es negro... Da la sensación de que los han bajado del barco y los han colocado en los diferentes lugares con su bolsa de souvenirs, sin que articulen una sola palabra que no sea en su idioma natal.

Venden figuritas de diferentes tamaños de la Torre Eiffel y otras menudencias del estilo, pero lo diferente fue lo que vimos esa noche: tenían unos aparetejos con forma de avioncito, tipo boomerang con luces titilantes de color azul. Los lanzaban hacia arriba y bajaban. Algunos de ellos llegaban bastante alto.





Sunday 24 April 2011

Sábado 23-04 *Tercer día en París. Versailles

Quedamos cansados del paseo de ayer, por eso decidimos hacer la visita a Versailles que, como es lejos de donde estamos, nos tomaría todo el día y de ese modo no haríamos tantos cambios, subidas y bajadas.

Onno no podía con su cuerpo, por eso decidí prestarle mi vehículo para que fuera cómodo por unos metros...

Esta foto es de la calle Amélie, donde está el departamento que alquiló Leti.




Primero hicimos una corta visita a Les Invalides, bien cerca del departamento.

En el interior del Hotel des Invalides se guarda, dentro su iglesia, el mausoleo con los restos de Napoleón. En la actualidad es un museo militar.



Luego comenzó el viaje, con los correspondientes cambios de subtes y tren, hasta que finalmente llegamos a Versailles.



Un mundo de gente. Llegaban en tren, en coche, en taxi, en bus… Parecían hormigas.

Todo en Versailles pinta a libro de cuentos. Todos los edificios son verdaderas obras de arquitectura.

Cuando llegamos al acceso nos dimos cuenta de que para entrar había que hacer una cola que serpenteando cubría todo el patio exterior del Palacio… El sol ardía. Había muchísima gente, todos tomando fotos y haciendo esa cola descomunal. Yo no tenía la menor intención de hacer semejante cola, pero no parecía haber opción...



No habíamos querido hacer la cola para entrar a la Torre Eiffel, no habíamos querido hacer la cola para entrar al Arco de Triunfo… y teníamos que hacer la cola para entrar a Versailles…

Por suerte íbamos los cuatro: Onno, Leti, yo y… MI SILLA SALVADORA!!



Yo no tenía conmigo mi certificado de discapacidad, pero Onno, con su poder de seducción, consiguió que nos aceptaran la condición de minusvalía y nos abrieran la puerta lateral por la cual entramos sin hacer la cola.

Allí nos llevaron por ascensor hacia el piso superior donde se llevaría a cabo la visita con audífonos en diferentes idiomas (nos los dieron a la entrada). Íbamos muy contentos atravesando pasillos (no me animaba a levantarme y caminar para que nadie me dijera que tenía que volver a salir y hacer "la cola") cuando, al entrar al recinto donde supuestamente comenzaría el show… era tal la cantidad de gente que no se veía nada …

Onno nos dijo que él calculaba que la visita no duraría menos de 2 horas, en esas condiciones… Yo sentada no podía ver absolutamente nada y no podía hacer “el milagro” de levantarme y andar…, de modo que decidimos obviar ese espectáculo (por el que habían pagado la entrada de 10 euros) y salir a los jardines.

Allí la cosa estuvo mucho mejor.




Los jardines son preciosos. El día ayudaba mucho porque había un clima de verano que invitaba a caminar y disfrutar de los diferentes rincones. Preciosas las fuentes, los caminos, las estatuas, los diferentes sectores separados por arboledas, ligustros.

Pienso en cuántas veces habrá podido pasear Luis XIV por sus posesiones (si es que alguna vez salió de sus aposentos). Yo no hubiera pasado del patiecito del frente, por temor a perderme sin dudas!!! Bueno, a lo mejor hubiera ido hasta alguna de las fuentes a sentarme a tomar unos mates.




Disfrutamos mucho el paseo y hasta pudimos hacer con Onno una partida de canasta!!



Hasta que vimos que el cielo comenzaba a oscurecer y decidimos volver tan rápido como pudimos, pero de cualquier modo no nos alcanzó a llegar hasta el tren antes de que comenzara a llover…

Estábamos cansados, como todo el mundo en el tren.

Había sido un día agotador, no sólo por las caminatas sino por el sol, que decidió brillar en abril como en pleno verano. Por suerte Onno tenía su asiento propio para viajar con más comodidad... (puede verse su cara y su mano saludando a la derecha de la foto), mientras que los demás tienen cara de "por qué se les ocurre a todos tomar este tren?".



Yo estaba preocupada por cómo haríamos a la salida del subte para llegar al departamento… pues son varias cuadras, pero afortunadamente dejó de llover y nada pasó.

A la noche salimos a caminar por los muelles para ver las luces de los puentes. Es otro espectáculo ver los barquitos surcando el Sena con la iluminación propia, la de los puentes y el cielo surcado por los reflectores de la Torre Eiffel y de varias cúpulas, como la del Grand Palace.

Cruzamos nuevamente el Puente Alex III y así llegamos a los dos palacios: Grand Palace y Petit Palace, enfrentados y sin darse bolilla…





Saturday 23 April 2011

Viernes 22-04 * Segundo día en París. Nos paseamos TODO

Queríamos comenzar con Notre Dame, que era uno de los puntos que más me entusiasmaban. Como era un poquito lejos de donde estábamos, era necesario viajar en subte. Y ya que estábamos en el metro..., el que no conseguía asiento se las ingeniaba para viajar sentado...


Viajar en subte es bien difícil. ¿Cómo se supone que debiéramos subir y bajar la silla y yo por esas escaleras? Bajar, caminar, buscar la conexión, subir, bajar, otra conexión, subir, bajar… Había algunas mamás con carrito y bebé, pero no tengo idea de cómo harán…

Lo mismo sucede dentro del subte cuando tiene dos pisos, porque hay que subir o bajar..., es inevitable.



El paseo de hoy comenzó con Notre Dame. No recordamos que estamos en Semana Santa… Hoy es Viernes Santo y naturalmente la iglesia estaba rebosante de gente.

La fachada de la iglesia es monumental, con sus tres grandes portales: el del centro "Portal del Juicio Final" es el más importante, y los dos laterales son dedicados a la Virgen María y a su Madre, Santa Ana.

A pesar de que la cola era enorme, decidimos quedarnos porque avanzaba rápidamente.


Cuando pudimos entrar (Leti, Onno, la silla y yo) notamos que todos los “acomodadores” estaban cubiertos con una capa color beige claro y guantes blancos.



Uno de ellos nos preguntó (calculo que en francés) si queríamos algo… Yo respondí “oui”, que me sale perfecto, pero en realidad no sabía bien qué me había preguntado el señor que me hacía señas de avanzar. Fue así como comenzó a hacernos lugar entre dos hileras de asientos para que pudiéramos avanzar con facilidad. Pensé que nos acomodaría en algún asiento para discapacitados, pero no…, nuestro acompañante continuaba guiándonos a través del camino que hacía hacia delante… “¿Hasta dónde llegaremos?” –me preguntaba-.

Y así llegamos hasta el lugar donde terminaba la fila enorme que caminaba lentamente hacia el altar… Aquí conviene acotar que me di cuenta de que la fila de afuera caminaba rápido porque no eran muchos los que decidían continuar con la fila del centro de la iglesia y salían por la otra puerta tan rápidamente como habían entrado.

Bueno, cuál no sería mi estupor cuando mi guía apartó los últimos escollos que nos separaban del grupo de sacerdotes que se encontraban en la cabecera de la fila y me acercó (con la silla) hasta el anhelado encuentro: se trataba de una caja de vidrio conteniendo algún simil de la corona de Cristo ante la cual todos se iban inclinando para besar. ¿Qué podía hacer? No era mi intención llegar a ese extremo, pero tampoco me parecía adecuado rechazar la oferta que mi guía me había hecho…, cuando me preguntó si quería avanzar es probable que me haya preguntado si quería besar la corona de Cristo, pero yo, por las dudas, le dije que “oui”.

La conclusión fue que el momento fue verdaderamente imponente. Sentir que ese personaje con esa capa tan extraña me abría paso, sentir que avanzaba en un ámbito tan sobrecogedor hacia no-se-qué-cosa fue realmente movilizador.


Luego de eso nos quedamos un rato en el interior, viendo lo imponente de esa obra majestuosa, cada cual sintiendo lo suyo, y luego salimos por donde habíamos entrado.

Recorrimos los laterales, magníficos y terminamos en la parte trasera, más bonita aun.



Luego cruzamos a ver el Parque de los Deportados, con leyendas de homenaje a los deportados por diferentes motivos en el tiempo de los Nazis (judíos, gays, gitanos, negros...). Pasamos por la Iglesia de Saint Sulpice y nos fuimos a tomar algo a un barcito de los tantos y tan lindos que hay en París, muy cerca de alguno de los puentes.



Aquí tuve mi primera experiencia de concurrencia a un baño en Francia…

Pregunté a un mozo “Le toilette, s’il vous plait?”; me indicó una puerta y me metí.

Cuál no sería mi horror cuando apenas cruzo la primera puerta, veo salir de uno de los baños a UN SEÑOR… No sabía si dar vuelta atrás y salir corriendo, pero recordé que había entrado por la puerta que me habían indicado, de modo que me apoyé contra el lavabo y esperé, sin saber qué hacer… El tipejo en cuestión, abrochándose la bragueta, me dijo algo y salió por otra puerta. Entonces yo decidí (urgencia obliga) entrar y obrar de acuerdo a mi necesidad, sin pensar demasiado en lo que vendría después… No pasó más nada. Nadie entró, nadie salió… Así que, como perico por su casa…, me lavé las manos y me fui.

Cuando les conté la anécdota a mis acompañantes, me dijeron que en Francia era habitual…, pero ¿¿¿cómo podía saberlo yo????

Otra cosa que me llamó poderosamente la atención a esta altura de los acontecimientos es cómo hacen para comer 2 personas sentadas a una mesita en que yo no podría poner el contenido de un desayuno? Pero lo hacen. Además, tienen muy poco espacio para moverse entre las mesas. Es todo un malabarismo.




Después de allí rumbeamos para el Barrio Latino.

El punto de referencia es la Place Saint Michel, con la estatua de San Miguel dominando al dragón. Mucha, muchísima gente. Muchos lugares para comer (sentados o “a la porte”). Mucho subir y bajar, muchos dueños de restaurantes invitando a entrar a los potenciales comensales.




Me llamaron mucho la atención los “shawarma”, unas enormes masas de pollo prensado que se van cocinando colgadas de un gancho, y de las cuales los cocineros van extrayendo la parte exterior (más cocinada) para servir en las comidas. Lo que se come en esos puestos de venta para llevar son como “tapas” rellenas de diferentes contenidos: pollo, jamón, queso, tomate, papas… o sándwiches de diferentes panes y rellenos también y creppes salados y dulces.

El paseo de hoy fue muy largo. Caminar y subte, luego caminar otra vez. Gracias a Dios estamos los cuatro: Onno, Leti (con los mapas en la mano), el vehículo y yo…



Pasamos por el puente donde los enamorados ponen un candado que sella su amor eterno. Había muchísimos, con leyendas alusivas. Allí Onno sacó un candadito y le pidió a Leti que lo pusieran juntos. Así lo hicieron.




La tarde era preciosa. Entramos a los Jardines de Luxemburgo y allí hicimos un descanso reparador al sol, viendo el Palacio de Luxemburgo y la fuente donde navegaban barquitos de alquiler.


Luego tomamos un subte que nos llevó al Arco de Triunfo.



Desde el Louvre se pueden ver en sucesión el Arco del Carrousel, el Jardín de las Tullerías, el obelisco de la Concorde y toda la Avenida de Les Champs Elisees, terminando en el Arco de Triunfo.

De allí caminamos cuesta abajo por Les Champs Elisees, pasando por donde se encuentran locales de las principales marcas.



Ya estábamos muy cansados y comenzamos a caminar en dirección al departamento. Pero en realidad me estaban engañando. Como yo soy absolutamente desubicada, no tenía idea de que ése no era el camino “a casa”.

Mi chofer daba vueltas y vueltas, lo cual no me preocupaba más que cuando el camino era en subida y me parecía muy pesado empujar la silla conmigo encima… Les pedía que me dejaran bajar y caminar, pero seguían dando vueltas y no permitían que me bajara… Las varias vueltas se debieron a que Onno trataba de llegar a los lugares elegidos para que yo viera desde un ángulo en que no me diera cuenta hasta estar justo delante. Entonces daba vuelta la silla y me decía: “Esta es la vista!!!”. Eso es lo que hizo cuando llegamos al Trocadero.



Trocadero es como un patio elevado desde el cual se tiene una vista increíble de la Torre Eiffel.

Cuando nos acercábamos, Onno me contó que en el viaje anterior, cuando llevó a Leti en el mes de agosto, ella le decía que lo único que quería ver era la Torre Eiffel, pero él insistía en que quería que primero viera El Trocadero, que era un lugar bien bonito, etc…

Pasamos por el costado de un museo y yo pensé que era allí donde pensaba llevarme y tímidamente le pregunté si a Leti le había gustado (a ella tampoco le interesan los museos). Me dijo que si, que finalmente había quedado contenta con lo que había visto. Y bueno…, así fue como me presentaron la Torre…

¡¡¡Qué fantástica vista había realmente!!!

Luego cruzamos el parque, el puente D´Iena y llegamos a la Torre. Naturalmente la cola para entrar era enorme…, ¡¡¡de modo que decidimos seguir viéndola desde la ventana del dormitorio!!!



Friday 22 April 2011

Jueves 21-04 *Primer día en París. Finalmente!!



Finalmente PARÍS!!!!!

Hasta ahora venía bien con mi relato, porque todo fue despacito, dándome tiempo de reflexionar y contar…, pero París fue demasiado para mi. Creo que (salvo museos que no me interesan) me llevaron a ver TODO París.

París está a 5 horas de viaje en coche (lo mismo que se tarda para llegar de Buenos Aires a Mar del Sud…).

Me gustó mucho la zona de Breda (sur de Holanda) que tiene grandes extensiones de bosque.

Tuvimos que pagar un solo peaje -en Francia- que, diferencia de Argentina, se retira el ticket al entrar a la autopista y se paga al salir, seguramente se cobrará de acuerdo a la distancia recorrida.

En el camino hacia el departamento pasamos por la impresionante iglesia de La Madeleine; la rodeamos, seguimos por la Rue Royale hasta llegar a la Place de la Concorde y, pasando por el puente homónimo, buscamos el llegar a destino.

Leti había alquilado un departamento muy cómodo, ubicado en un 7° piso de un edificio del 7° quartier, sobre la calle Amélie, en medio de TODO.

El único inconveniente que teníamos fue el ascensor, en el que la silla de ruedas casi no cabía... Tenía que subir uno de nosotros acomodándose bien apretado contra ella y presionar el botón para subir o bajar como podía, porque el espacio era mínimo:



Desde el balcón podíamos ver hacia un lado la cúpula de Les Invalides y hacia el otro la de Sacre Coeur y otras, que no reconocía.



También se veía la cúpula del Grand Palace, a la salida del Puente Alexandre III. Y desde el dormitorio y la cocina veíamos la Torre Eiffel en todo su esplendor.



Aquí debo mencionar que antes de tener esa última vista, Onno me cubrió los ojos con la mano y me hizo entrar al dormitorio para que la viera recién cuando estaba frente a ella…

La Torre enciende sus luces cerca de las 7 de la tarde y luego, cada hora, se encienden muchísimas pequeñas luces titilantes, tipo árbol de Navidad, que lo hacen increíblemente hermoso. En la parte de arriba hay reflectores que giran iluminando la noche de París.

Luego de acomodarnos salimos a hacer la primera recorrida los cuatro: Onno, Leti, mi silla de ruedas y yo. Muy cerca encontramos el famoso puente Alexandre III.



Recorrimos el Quai des Tuilleries, bajamos al muelle de donde salen los barcos de excursión. Paseamos un montón y tomamos un rico cafecito en el Jardín de las Tullerías, que une el Louvre con Plaza de la Concordia.



Cuando regresábamos para el departamento, pensando dónde encontraríamos un Carrefour para nutrir la heladera, tuvimos la agradable sorpresa de ver que había uno precisamente a la vuelta del edificio!! Y lo mejor de todo es que allí había ricotta, cosa que no se encuentra en Holanda (o por lo menos no sabemos cómo pedir...).

Otra cosa importante que descubrimos a la vuelta del edificio es la panadería con el olor maravilloso de las croissants!!! Onno, cada mañana se ocuparía de ir a comprarlas para el desayuno...



A la noche nos quedamos boquiabiertos viendo las luces de la Tour desde la ventana del departamento y, por supuesto, jugando a la canasta con Onno.