Esta villa tiene un importante puerto. Hay cientos de veleros y otro tipo de barcos, pero lo de los veleros era verdaderamente increíble. Hay astilleros para reparación de los barcos. Esta villa también está rodeada de agua, de modo que se la puede recorrer en su perímetro y volver al punto de partida. Como en todas estas villas, siempre hay una iglesia muy antigua y alguna torre con carrillón. Este carrillón tiene 18 campanas que marcan las horas y medias horas.
La iglesia tiene una historia muy particular, porque habiendo sido una iglesia católica tenía en su frente numerosas imágenes que, cuando llegó la Reforma fueron retiradas y quedaron los huecos en la pared del frente.
Llegamos a esta villa alrededor de las 3 de la tarde. En ese momento vi, cerca de donde estacionamos, una pequeña tienda que tenía varias cosas de costura y algún otro ovillo de lana pero que parecía ser de poca monta. Decidí que no valía la pena entrar a mirar.
Caminamos un ratito y cuando volvimos a buscar el coche pensé que no estaría de más entrar a ver realmente qué era lo que había. A todo esto eran las 4:10 más o menos. Cúál no sería mi sorpresa al ver que el negocio ya estaba cerrado. Seguramente la dueña tendría que preparar alguna cena un poco más elaborada y decidió cerrar a las 4 (aquí se cena a las 7).
Seguimos con Marken en el siguiente post.
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