Sunday 24 April 2011

Sábado 23-04 *Tercer día en París. Versailles

Quedamos cansados del paseo de ayer, por eso decidimos hacer la visita a Versailles que, como es lejos de donde estamos, nos tomaría todo el día y de ese modo no haríamos tantos cambios, subidas y bajadas.

Onno no podía con su cuerpo, por eso decidí prestarle mi vehículo para que fuera cómodo por unos metros...

Esta foto es de la calle Amélie, donde está el departamento que alquiló Leti.




Primero hicimos una corta visita a Les Invalides, bien cerca del departamento.

En el interior del Hotel des Invalides se guarda, dentro su iglesia, el mausoleo con los restos de Napoleón. En la actualidad es un museo militar.



Luego comenzó el viaje, con los correspondientes cambios de subtes y tren, hasta que finalmente llegamos a Versailles.



Un mundo de gente. Llegaban en tren, en coche, en taxi, en bus… Parecían hormigas.

Todo en Versailles pinta a libro de cuentos. Todos los edificios son verdaderas obras de arquitectura.

Cuando llegamos al acceso nos dimos cuenta de que para entrar había que hacer una cola que serpenteando cubría todo el patio exterior del Palacio… El sol ardía. Había muchísima gente, todos tomando fotos y haciendo esa cola descomunal. Yo no tenía la menor intención de hacer semejante cola, pero no parecía haber opción...



No habíamos querido hacer la cola para entrar a la Torre Eiffel, no habíamos querido hacer la cola para entrar al Arco de Triunfo… y teníamos que hacer la cola para entrar a Versailles…

Por suerte íbamos los cuatro: Onno, Leti, yo y… MI SILLA SALVADORA!!



Yo no tenía conmigo mi certificado de discapacidad, pero Onno, con su poder de seducción, consiguió que nos aceptaran la condición de minusvalía y nos abrieran la puerta lateral por la cual entramos sin hacer la cola.

Allí nos llevaron por ascensor hacia el piso superior donde se llevaría a cabo la visita con audífonos en diferentes idiomas (nos los dieron a la entrada). Íbamos muy contentos atravesando pasillos (no me animaba a levantarme y caminar para que nadie me dijera que tenía que volver a salir y hacer "la cola") cuando, al entrar al recinto donde supuestamente comenzaría el show… era tal la cantidad de gente que no se veía nada …

Onno nos dijo que él calculaba que la visita no duraría menos de 2 horas, en esas condiciones… Yo sentada no podía ver absolutamente nada y no podía hacer “el milagro” de levantarme y andar…, de modo que decidimos obviar ese espectáculo (por el que habían pagado la entrada de 10 euros) y salir a los jardines.

Allí la cosa estuvo mucho mejor.




Los jardines son preciosos. El día ayudaba mucho porque había un clima de verano que invitaba a caminar y disfrutar de los diferentes rincones. Preciosas las fuentes, los caminos, las estatuas, los diferentes sectores separados por arboledas, ligustros.

Pienso en cuántas veces habrá podido pasear Luis XIV por sus posesiones (si es que alguna vez salió de sus aposentos). Yo no hubiera pasado del patiecito del frente, por temor a perderme sin dudas!!! Bueno, a lo mejor hubiera ido hasta alguna de las fuentes a sentarme a tomar unos mates.




Disfrutamos mucho el paseo y hasta pudimos hacer con Onno una partida de canasta!!



Hasta que vimos que el cielo comenzaba a oscurecer y decidimos volver tan rápido como pudimos, pero de cualquier modo no nos alcanzó a llegar hasta el tren antes de que comenzara a llover…

Estábamos cansados, como todo el mundo en el tren.

Había sido un día agotador, no sólo por las caminatas sino por el sol, que decidió brillar en abril como en pleno verano. Por suerte Onno tenía su asiento propio para viajar con más comodidad... (puede verse su cara y su mano saludando a la derecha de la foto), mientras que los demás tienen cara de "por qué se les ocurre a todos tomar este tren?".



Yo estaba preocupada por cómo haríamos a la salida del subte para llegar al departamento… pues son varias cuadras, pero afortunadamente dejó de llover y nada pasó.

A la noche salimos a caminar por los muelles para ver las luces de los puentes. Es otro espectáculo ver los barquitos surcando el Sena con la iluminación propia, la de los puentes y el cielo surcado por los reflectores de la Torre Eiffel y de varias cúpulas, como la del Grand Palace.

Cruzamos nuevamente el Puente Alex III y así llegamos a los dos palacios: Grand Palace y Petit Palace, enfrentados y sin darse bolilla…





No comments:

Post a Comment