Sunday 10 April 2011

Sábado 09-04 * Zaase Schans. Molinos



Onno se ha lastimado un dedo de la mano derecha. Leti y él salieron para hacérselo atender. Lo que sucedió es que se clavó una tremenda astilla debajo de la uña del dedo meñique. Le tuvieron que cortar la uña para poder sacarla y ahora está con el brazo en posición horizontal, vendado y sin poder hacer nada…, cosa que a “burning ass” le resulta bastante difícil… He aquí el pedazo de madera que se le había clavado debajo de la uña.



Después de comer vino de visita Ben, el hermano menor de Onno. Un pedazo de hombre enorme, creo que más grande que Onno; muy simpático y… me dio 3 besos…



Luego salimos a pasear. Leti me había dicho que iríamos a la playa, pero en lugar de eso fuimos a un lugar increíble, Zaase Schans, bastante cerca de aquí, donde hay molinos originales (por supuesto reparados). Cada uno de ellos tenía una función específica, como de buscar petróleo, como de fabricar mostaza, como de moler granos, como de aserrar madera. Muchos no están en sus ubicaciones originales, sino que fueron relocalizados para su preservación. Las casas conservan un carácter típico del lugar, tanto por su diseño, como por los materiales de construcción (todos del lugar), y por su tradicional pintura verde. Allí hay exposición de zuecos, de las más variadas formas y decoración. Cerámicas tradicionales de Holanda, en blanco y azul y otras muy coloridas y también fuimos a un lugar donde se puede degustar y comprar toda clase de quesos. Obviamente, son todos muy ricos…



Curiosidad: ¿Saben por qué fueron los zuecos el calzado típico de Holanda? “Los zuecos fueron utilizados durante años como calzado diario, ya que, en tierras tan húmedas como las holandesas, la madera esmaltada es una buena forma de protección contra el agua, y sobre todo es la más económica”.

Onno nos contó la historia de cómo también los molinos se habían utilizado para ir llevando el agua de una zona a otra para poder ganar nuevos terrenos para habitar.




Regresando pasamos por varias villas, una más bonita que otra. Hubiera querido tomar miles de fotos porque hay tantas cosas bonitas para recordar…

Cosas que me llaman la atención: las casas suelen ser todas del mismo estilo en los diferentes lugares. No son discordantes sino más bien parejas, todas de un mismo estilo y todas llenas de flores, jarrones, figuras decorativas. Todas tienen hermosamente cuidados los jardines, los frentes. La gente se esmera en que su jardín sea más precioso que el del vecino!!

No deja de maravillarme el hecho de que las carreteras están en magnífico estado, sus señales son perfectas, absolutamente todo indicado. Se cruzan hacia todos lados. Luego están los caminos secundarios, de doble mano, también bien señalizados y que en los cruces tienen casi siempre rotondas. Allí convergen caminos a diferentes lugares de modo que sin el navigator sería imposible saber hacia dónde ir!!

Todas las rutas son de doble mano hasta llegar a la siguiente rotonda. Las más importantes tienen 2 y 3 carriles por mano. Luego están los caminos más pequeños, los que van de una villa a otra, que son de un solo carril. De cualquier modo no existe problema alguno porque el tránsito es sumamente respetuoso y siempre se sabe a quién le corresponde pasar y a quién esperar. Esos caminos son sinuosos, bordean canales. La zona por la que estuvimos paseando está varios metros bajo el nivel del mar.

Es muy extraño ver campos bien debajo de los caminos, cerca de 4 metros por abajo. Los canales son mantenidos en nivel por sistema de bombas que hacen que se vayan desagotando cuando llegan a determinado nivel. Y aquí estaría bueno contar un poco el origen de los diques: “Gran parte de la superficie que rodea a Ámsterdam es tierra que se ha ganado al mar a través de un sistema muy complejo de diques y presas. Las tierras conseguidas de ese modo se denominan “polders”. En los comienzos, el agua se drenaba a través de molinos de viento, algunos de los cuales se conservan en las zonas. En la actualidad el trabajo se realiza mediante bombas eléctricas”.

Hay mucho ganado lanar, muchos corderitos chiquititos. Muchos campos sembrados en forma absolutamente prolija, en forma recta.

Por todos lados la sensación es de tranquilidad, de seguridad, de orden. Todo el mundo respeta las indicaciones de tránsito, las manos y contra-manos, la prioridad de paso, las bicicletas. Lo que noto es que a nadie le importa si eres mujer, anciano, embarazada o cualquier otra dificultad a la hora de subir al tren, colectivo, etc. Todo es en absoluto orden, pero nadie tiene en cuenta que podés necesitar ayuda extra. Nadie se va a levantar para dar el asiento ni nadie pensará en dar prioridad de paso al subir a un medio de transporte. En realidad, me parece que muy pocas veces debe faltar algún asiento. Al menos las veces que yo subí a alguno (sobre todo al rápido en primera clase) no faltaban asientos sino que sobraban.

Me pregunto si no habrá alguna manera de volver a Buenos Aires por tren, en lugar de tomar ese avión que me trajo hasta aquí (o cualquier otro, porque parece que son todos igual de chiquititos en su comodidad).

Para terminar un día tan bonito, Onno nos llevó a comer panqueques a un precioso lugar en Middenbeemster, cerca de aquí. Lamentablemente no se ocurrió sacarle una foto al famoso panqueque, que era casi del tamaño de una pizza entre chica y grande de las nuestras… Había de muchos sabores (salados y dulces). Yo pedí uno de queso y champiñones. Estaba estupendo, pero no sé cómo hice para acabar con él…





2 comments:

  1. No puedo creer que lo primero que se ve en este post es la foto de la astilla! Poné una foto más linda! jajaja

    ReplyDelete